GAFAS DE CERCA: October 2008

GAFAS DE CERCA

Sunday, October 26, 2008

I ENCUENTRO DE VERDES ESCRITORES Y ESCRITORAS

Ayer tuvo lugar en Moguer (pueblo hermoso, mágico) el I Encuentro de Verdes Escritores y Escritoras , con el lema "ECOLOGÍA, PENSAMIENTO Y LITERATURA", organizado por la Fundación y Casa Museo Zenobria y Juan Ramón Jiménez, con el propósito de impulsar una lectura ecocrítica.
Pienso que si en algún lugar hace falta ser ecocrítico, es aquí , en Huelva, ciudad castigada cruelmente por la industria química desde los años sesenta.
Llegamos prontito. No llegué sola gracias a que Juanmi me acompañó. Nos dió tiempo a deambular un rato por la casa de Juan Ramón, ver su dormitorio , el lugar en el que escribía, su baño, sus libros, en fin, ese lugar que ya tendría magia sólo por haber vivido él allí durante su infancia y juventud, pero que además es una casa preciosa en sí misma.
Había un ambientazo en la casa en la mañana de ayer. Da gusto ver un lugar tan cargado de cultura y de letras, y a la vez tan vivo: en el patio, recitaban poemas de Juan Ramón un grupo de gente, otro grupo visitaba la casa con un guía que les iba explicando. También había una exposición de pintura de Overli, que se inauguró justo antes de empezar el Encuentro nuestro.
Justo en esa inauguración conocí a mi amigo Félix, al que sólo conocía a través del blog y de correos electrónicos, y al cual admiro porque escribe super bien. Tenía muchas ganas de verlo en persona y me encantó compartir con él ese rato. Por cierto, era tal cual me lo imaginaba (se me olvidó comentártelo, Félix).
Luego, subimos a la parte de arriba de la casa, y comenzó el acto. El organizador , Jose Manuel Alfaro, lo hizo todo muy bien, y es una persona amable, cercana, y desde aquí le agradezco que contara conmigo para este evento.
Luego fueron (fuimos) leyendo por orden, sobre el tema que nos ocupaba. Unos se centraron más en el verde naturaleza que tenemos más cercano (salió muchas veces Doñana) , otros fueron más críticos.Fue un rato muy agradable e interesante.
Los dos poemas que yo leí, fueron claramente de denuncia por la situación NO-VERDE que vive mi ciudad: "Resignación" y "Mi Huelva tenía una ría". Tal vez a algunos pudo parecerles duros.
Por cierto, repartieron un librito con poemas de todos los participantes. El acto continuó por la tarde y noche, pero yo tenía obligaciones familiares y no pude quedarme.
Antes de irnos, nos tomamos una cervecita con Félix (que leía a las cinco de la tarde y por lo tanto, no pude asistir a su lectura) , y con mis amigos Meli, Carlos (que forman una pareja super linda), Noli y Monte que me acompañaron y arroparon en esa mañana, y con los que compartí un rato muy agradable. Ole la gente buena. Mil gracias por ir.
Como podéis ver por los enlaces, nos juntamos cuatro blogueros...
Espero que esta iniciativa y otras parecidas tengan su efecto, y poco a poco nos vayamos concienciando y reclamemos y pidamos justicia en un tema tan importante.Verde, que te quiero verde.....

Sunday, October 19, 2008

LA CLAVE, QUERERSE UNO MISMO

Últimamente pienso mucho en la manera o las maneras de ser feliz, o mejor dicho, medianamente feliz o razonablemente feliz, o simplemente de sentirme a gusto... Quizás por eso, el otro día , ojeando una revista me llamó la atención la siguiente frase: ".....mi felicidad depende de mí, y mi pareja me puede ayudar, pero no es responsable ni único artífice de la misma...." Y pienso, que un pensamiento tan simple, que debería ser tan evidente y tan natural, y la cantidad de energía que gastamos por no aceptar ésto, o por haber crecido creyendo en tópicos, o porque nos contaron demasiados cuentos....
Además, la palabra pareja puede también sustituirse por hijos, padres, amigos, etc. etc. , la idea es que el único responsable de la propia felicidad es uno mismo. Y recupero una frase y un poema, ambos los escribí hace tiempo.
......
Ahí va la frase:
La libertad está en uno mismo. Lo demás son sólo pequeños obstáculos para la verdadera realización, pero nunca verdaderas cárceles. Las verdaderas cárceles son las interiores, y sus cerraduras son las más difíciles de abrir.
Y ahí va el poema:
Y me pueden encerrar,
que yo siempre voy conmigo
y en mí tengo libertad....

Sunday, October 12, 2008

A LUIS VIDOSA, MI PADRE

Se acerca el 29 de Mayo, en esta semana que empieza será el aniversario del nacimiento y de la muerte de mi padre. El mismo día, sí. Mi padre nació y murió el mismo día, es decir, murió el día de su cumpleaños.
Mi padre, una persona importantísima en mi vida, se fue hace ahora quince años. El tiempo pasa y todo lo suaviza, pero él siempre está y estará en mí.
Esto que cuelgo a continuación lo escribí un día después de que muriera, entre lágrimas que no me dejaban ver el papel. Hoy me apetece compartirlo con vosotros como un pequeño regalo a él en el día de su aniversario.
A LUIS VIDOSA, MI PADRE 30 mayo de 1995 Querido papá: Te has ido, pero a la vez, para mí, te has quedado para siempre. Es imposible que yo acepte que no estés, que no existas, que nunca más voy a escuchar tu inconfundible voz, o me vas a besar de esa forma tan cariñosa que siempre lo hacías. Es imposible que yo pueda creerme que no te voy a encontrar por la calle, comprando las aceitunas el sábado por la mañana, con tus amigos, antes de ir a tomar la tapita; que no estarás durmiendo la siesta, a tu hora, siempre tan disciplinado, y tendremos que hablar flojito de tres y media a cinco para que no te despiertes. Es imposible que todo lo que tú has sido, que toda tu bondad, sensibilidad, inteligencia y amor, hayan desaparecido. Sería, y estoy utilizando tus palabras, un fracaso de la creación, un desperdicio de la naturaleza. Por eso, papá, sé que sigues existiendo. No sé donde, cómo, o de qué manera, pero en alguna parte o dimensión sé que estás, y sé, espero, que estés bien, porque has sido un hombre bueno, el mejor para mí, creo que nunca nadie, a mis ojos, podrá igualarte...¿Qué voy a decir yo de ti, si siempre te he adorado! Desde pequeña, cuando me llevabas a subir y bajar cabezos para que me acostumbrase a andar por el campo, y me inventabas cuentos, y me enseñabas tanto, sin tú saberlo, de un modo nada convencional. Tú me ensañaste muchas cosas, con tu gran cultura y tu actitud ante la vida: caminar por el campo, saborear una puesta de sol, el respeto por los animales, la consideración ante todas las personas, tu amor hacia la lectura, la vida sana; el respeto también por uno mismo, tu tremenda responsabilidad, tu afán de superación en el trabajo, en los estudios... Todo eso eras tú, eres tú, serás siempre tú. Pero sobre todo, perdurarás en mí como un hombre bueno, un corazón gigante, porque fuiste, y no es un tópico, sé lo que digo, buen marido, buen hijo, buen hermano, buen amigo, y buen compañero. Y doy fe de ello, el mejor de los padres y el mejor de los abuelos. Papá, sé que no sólo yo te admiro, son muchas las personas que te respetan y admiran. Has dejado una huella agradable, buen recuerdo, y eso es lo que importa. Eso, y haber vivido, haber sacado provecho a la vida como tú lo has hecho. Has viajado mucho, siempre disfrutando y observando, has conocido mucho leyendo, conversando (siempre te dije que eras una de las personas más cultas que yo conocía, y tú me mandabas callar, avergonzado), y has disfrutado de las cosas positivas de este mundo, como la música, la naturaleza, los libros, los amigos, la familia. Por todo ello, papá, yo no quiero estar triste por ti, tú no lo querrías, tu muerte me ha producido serenidad además de tristeza. No tengo nada que reprochare, nuestra relación fue siempre mansa, de respeto mutuo y mucho amor, y he comprobado que eso vale, y perdura, y perdura más allá de la muerte, porque la muerte no es nada, no existe, es sólo el final natural de una etapa (como muchas veces decías), es la evidencia ante la que hay que rendirse pero para olvidarla, y tirar hacia delante, hacia la vida, hacia el futuro, hacia la esperanza de que Dios existe y volveremos a vernos. Y mientras, estarás aquí, conmigo, con nosotros, tu sitio dentro de la familia seguirás ocupándolo, nunca te irás del todo, porque el amor, las palabras, las pequeñas y grandes cosas quedan, y como tú decías, los hijos, nosotros, somos tu prolongación en el mundo. Que nunca olvidemos tu ejemplo, fue verdaderamente profundo, y que nuestra vida sea merecedora de cuanto nos diste. Y tú, papi, vivirás dentro de mí, porque te quiero.

Saturday, October 11, 2008

LOS POLLITOS

Eran siete, y cada uno tenía un color, si bien con el paso de los días lo fueron perdiendo y al cabo de una semana todos tenían el mismo, tenían el color normal que tienen los pollitos.
Los habían comprado una mañana al volver de la plaza de abastos, los estaba vendiendo un hombre en la calle Ancha.
La niña disfrutó mucho con la inesperada compra, les puso un nombre a cada uno y aprendió a diferenciarlos, los cuidó, los alimentó. Cuando se despertaba por las mañanas su primer pensamiento era para los pollitos, a los cuales había dejado la noche anterior metidos dentro de una caja, con unos agujeritos en la tapa, para que no se asfixiaran. Corría antes de desayunar a ver como estaban y a dejarlos en libertad.Luego correteaba detras de ellos, los llamaba por sus nombres aunque los pollitos no atendieran, los bañaba, presumía de pollos con sus amigos.
Así fueron pasando los días y los pollitos se hicieron pollos, estaban cada vez más grandes, ya no cabían en la caja de cartón.
Una mañana, cuando la niña se levantó, los pollos no estaban en el corral. Se extrañó muchísimo y entró en la casa a preguntar.
Le dijeron que había venido una señora de un pueblo que tenía animales, y se los habían regalado para que los criara, que allí iban a criarse mejor...
La niña, que era intuitiva, no se lo creyó, y preguntaba una y otra vez qué habían hecho con sus pollos. Se enfadó mucho, pero todos le contaban la misma extraña historia.
Ese día, para comer había pollo. La niña merodeó por la cocina, y le pareció que había mucha cantidad de pollo, no recordaba que en casa se comprara tanto pollo junto.Se sentó a comer y cuando vio el pollo en el plato lo comprendió todo de repente.
Corrió a refugiarse en la habitación, impotente, no podía creerlo, no podía asimilarlo, lloró, no comió, pero no dijo nada. La ofensa era tan grande que no hubiera sabido qué decir.
Era un hecho tan cruel, tan infame, que no atendió a razones ni a explicaciones.
Hay cosas que no pueden hacerse. No a una niña.
Eran siete, y eran de colores, pero cuando su familia se los comió ya eran todos iguales.

Saturday, October 04, 2008

CUANDO LOS HIJOS CRECEN

Cuando los hijos crecen, dejan de ser esos seres pequeñitos , tiernos, que sentimos como parte nuestra, esos cuerpecitos que abrazamos recién despiertos por la mañana y huelen de manera inconfundible para nuestro olfato materno, o paterno, esas mejillas que nos comemos a besos...
Todo comenzó a cambiar ese día que no nos quisieron dar un beso delante de los amigos, ese otro día que no nos quisieron contar algún secretillo, ese otro día en que dijeron que no querían venir el domingo al campo.
Y comenzamos a no poder saber cada paso que dan, o quien les dañó, o qué les preocupa en cada momento, si el amor les ha dejado tocados.... Ni podemos defenderlos del mundo, ni de sus propios pensamientos o sentimientos. Sólo podemos estar ahí para cuando decidan contárnoslo, para cuando pidan ayuda, para compartir sus alegrías y logros.
Era más fácil cuando bastaba poner un aparatejo para que no les picasen los mosquitos por la noche, o ir a hablar con el tutor para que nos contara cómo lo veía, o pasar la noche con ellos cuando tenían anginas, o invitar a sus amigos para que siempre estuvieran acompañados, o encenderles la luz si tenían miedo de la oscuridad...
Cuando los hijos crecen, pensamos con tremenda nostalgia, qué rápido pasaron tantos días y tantas noches, como se le fueron quedando pequeños un pijama tras otro sucesivamente, así como tantas otras cosas, pensamos y cuestionamos si hicimos todo correctamente, si pudimos hacer más en su infancia, si alguna vez no estuvimos a la altura, si siempre supieron cuanto le queremos.
Cuando los hijos son pequeños, nos cansa tenerlos todo el día encima, nos sentimos aliviados cuando por fin se duermen por la noche, agradecemos que las abuelas se los queden unas horitas, queremos que se hagan un poquitín mayores para tener más tiempo para nosotros...
Pero cuando crecen, sentimos nostalgia de esos días en que nada más que existían ellos, sus risas, sus llantos, sus gracias, sus ocurrencias....
Cuando nuestros hijos crecen, nos queda la alegría de que sean buenas personas, de que vayan por buen camino, de haber hecho de ellos unos hombres y mujeres.
Pero dejarlos ir cuesta, es cortar un cordón umbilical invisible, esta vez no está la matrona para cortarlo, lo tenemos que hacer solos, en nuestra mente, en nuestra alma....
Dejarlos ir.
Parece fácil cuando lo oimos, sabemos que ocurrirá desde que nacen, es ley de vida, nosotros lo hicimos. Pero cuesta aceptarlo.
Ya no somos los "reyes magos" de su vida como cuando eran pequeños, ya no somos perfectos a sus ojos, vino la vida a desbancarnos, vinieron los amigos a comernos el terreno, se fueron conviertiendo en dueños de su propia vida.
Siempre estaremos ahí, en la cercanía o en la distancia, hasta donde nos dejen estar; si se van, esperaremos a que vuelvan; si se alejan , esperaremos a que se acerquen; habrá que respetarles, habrá que comprender que ya no son niños...
Todo está bien, todo está en su sitio, es lo que toca, es lo que debe ser. Pero qué duro, qué maravilloso, y qué duro a la vez , es aceptar que los hijos crecen.
Hay que soltar amarras, qué remedio: una vez más, la vida manda...