Yo también estoy indignada
Yo también soy la chica que está sentada
al fondo a la izquierda,
escuchando atentamente
lo que se habla en la asamblea.
Yo también estoy indignada.
De algún modo tendrán que escucharos.
Se han tapado los oídos
prepotentemente,
como acostumbran a hacer.
Tienen el poder, y el poder
les hace creer que son inmunes.
Yo también estoy indignada,
yo también soy el chico al que pegan
con la porra,
ese que responde con pacifismo
a la violencia,
ese que hoy tiene una ilusión
y un motivo para vivir
que ayer no tenía.
Muchos hablan de piojosos,
de rastas, y lo dicen con desprecio.
Dicen qué asco, cuando ven los campamentos,
sólo son unos cuantos colgados,
comentan entre ellos
desde su trono de gente de orden.
Hijo, perdónalos,
porque no saben lo que dicen.
Yo también estoy indignada,
yo también soy el parado
que se ha venido al campamento
a ayudar,
porque total, qué hacía en casa solo
y sin hacer nada….
En vuestra no violencia está la fuerza,
en vuestro resistir está la fuerza,
en vuestra razón y en la palabra
está la fuerza.
Yo también estoy indignada,
mis amigos están también indignados,
escritores, artistas, filósofos,
están indignados.
El tendero de la esquina está indignado.
Amas de casa, funcionarios,
jubilados, adolescentes, profesores,
están indignados.
Sabina, Sampedro, Punset,
Galeano, y otros muchos
¡están indignados!.
El fontanero que ayer vino a casa
también estaba indignado.
No estáis solos,
detrás vuestra, velamos por vosotros.
Con una vela en la noche.
Con una cacerola en el día
cuando haga falta.