GAFAS DE CERCA: March 2013

GAFAS DE CERCA

Friday, March 29, 2013

RESUCITÓ


Resucitó de la mediocridad
de las convenciones sociales.
De los mercaderes de los templos
y de los bancos y las bankias.
De los que desprecian a los pobres
y a las putas, y a los parias.

Resucitó al reino de la paz interna.
A la austeridad. A la calma.
Simplificó su vida
y pidió a los demás que lo imitaran:
No llevéis dos túnicas, ni un vaticano,
ni dos sandalias.
Se acercó a los enfermos de lepra-sida,
no temió el contagio ni las alarmas.
No miró para otro lado cuando vio
una injusticia o gente desahuciada.

 No hizo caso a los preceptos religiosos
que comen el coco y dañan.
Resucitó a la igualdad de hombres
Y mujeres. A la igualdad de razas.

 Y entre clases sociales no vio diferencias:
Se fijó más en lo interno, en el alma.
Resucitó a la fuerza de la mente.
A la capacidad para mover montañas.
No hizo ascos al vino ni al ayuno:
para todo, un tiempo y una causa.
Improvisó.
No guardó para el futuro.
Insinuó que la muerte no contaba.
Resucitó al niño que llevamos dentro.
Al milagro. A la imaginación. A la magia.
Contó cuentos preciosos -le llamaban parábolas-.
Resucitó a la alegría de compartir
los panes y los peces, o lo que halla.
Y anduvo sobre el mar, y sobre la tormenta,
entre hombres de poca fe que alucinaban….
Sacudió el polvo de sus zapatos
como única respuesta ante quien lo despreciaba.
Fue poeta. (Mi poema preferido:
El sermón de la montaña. )
Se hizo familia del que pasó a su lado.
Se hizo amigo del que más necesitaba.
No hace falta proclamarle rey de reyes.
Con todo esto, creo que basta.

Sunday, March 17, 2013

LA E DE CUATRO PALOS

 
 

Siempre nos dió mucho miedo la e con cuatro palos. Desde pequeñas. Esto, que a una persona normal jamás hubiese asustado, a nosotras nos aterraba. ¿Hay algo más desagradable que una e con cuatro palos? Cosas como ésas nos hacían diferentes. Un poco atípicas. Por eso estábamos de más en todos los sitios. Nos escapábamos de las fiestas y nos íbamos a la playa a ver la luna. No usábamos tacones. Siempre nuestros amigos eran los más bohemios.
Íbamos con la pandilla pero sin ganas, como una obligación, y cuando podíamos nos despistábamos, con la sensación de estar cometiendo una falta, como cuando uno se escapa del colegio, o algo así.
En Las Colombinas, en vez de bailar en las casetas, bien arregladitas, como todo el mundo, nos íbamos por...
ahí a hacer fotos. Reparábamos en sutilezas un tanto absurdas, y nos pasábamos el rato enganchadas a éstas. O escuchando la música de los coches topes. U observando a los feriantes. Alguna vez se nos pegó algún niño vagabundo y lo tuvimos "adoptado" durante años.
Sabíamos por lo tanto que nunca llegaríamos a ministras, como otras amigas nuestras, que tal vez sí llegarían, ni asumiríamos cargos importantes, ni seríamos mujeres serias, de traje de chaqueta y convenciones sociales.
Crecimos. Asumimos roles más típicos-tópicos, por el bien de nuestras familias y para poder criar a nuestros hijos un tanto ordenadamente. Algunas veces me aburrí mucho con mis nuevas amistades, para qué negarlo. Me sentía como un pez en el aire, como un pájaro en el agua, es decir, fuera de lugar. Pero yo hablaba de lo que había que hablar, y hacía lo que había que hacer. Así pasé años, un tanto desarraigada de mí misma. También mi amiga, por otros caminos que no llevan a Roma, se extravió de su propia naturaleza.
Pero al llegar a los cuarenta nos dimos cuenta de que aún nos daba miedo la e con cuatro palos. Volvimos a escaparnos a hacer fotos, a escribir versos, a contemplar atardeceres. No todo estaba perdido. Simplemente habíamos hecho un teatro para poder sobrevivir. Ahora ya no era necesario hacerlo. Sólo a ratos, pero sin creérnoslo.
Pero lo mejor de todo, lo que nos hizo sentirnos plenamente felices, fue el hecho de darnos cuenta, que en mayor o menor medida también a nuestros hijos le asustaba la e de cuatro palos.
Fue maravilloso.

Monday, March 04, 2013

POR EL REINO DE LOS CIELOS


Tú no tienes la culpa.
Yo tampoco.
Tal vez la tenga el tiempo,
 que a veces se pasa de listo,
y se cree que es transparente.
Tal vez la tenga la vida,
que gasta bromas
cuando se cansa de ser ortodoxa.
Pero tú no.
Tú no tienes la culpa.
Tampoco yo la tengo.
¿Qué tal, entonces,
si nos aliamos con ella,
con la vida,
y saltamos, y brincamos,
y nos ponemos de su parte
y le seguimos la broma?
¿Qué tal si nos hacemos niños
y nos damos un paseíto
por el reino de los cielos…?

Friday, March 01, 2013

UNA MAÑANA MUY ANDALUZA



Confieso que comencé el día de hoy, 28 de Febrero, día de Andalucía, sin ninguna predisposición a celebrarlo. Verdaderamente no está el horno para bollos, y además, este tipo de celebraciones tan institucionalizadas ...acaban pareciéndome un poco manidas.
Sin embargo, mientras hacía la comida, escuchaba en la radio el discurso de Antonio Banderas, al que le han dado el título de Hijo Predilecto de Andalucía junto a otros andaluces destacados, y ha sido él el encargado de hablar en nombre de todos.
Ole la madre que lo parió (a Antonio). Me ha puesto los pelos de punta, la carne de gallina.
Jo, cómo me ha emocionado, qué fuerza, qué sentimiento. Sobre todo en sus últimas palabras destinadas a Manuel José García Caparrós, el joven sindicalista que perdió la vida en la manifestación de Málaga por la autonomía plena de Andalucía el día 4 de diciembre de 1977, por un disparo efectuado por la policía, que no sé muy bien por qué disparaba. Y no lo sé muy bien, aunque lo he preguntado muchas veces, porque ese mismo día, en Huelva, yo, que aún era casi una niña, también corrí delante de los grises (tengo que confesar que fue la única vez), y esas cosas no se olvidan nunca, por muchos años que hayan pasado.
Y lo hemos comentado mientras comíamos. Y en plan abuelos cebolletas, Juanmi y yo se lo hemos contado a nuestros hijos, y me ha sorprendido saber que ellos también tienen el sentimiento de sentirse andaluces. Gratamente me ha sorprendido, nunca lo habíamos hablado..
En fin, que la bandera blanca y verde, y aquel letrero que tuve durante años en mi habitación (“No es que hablemos mal el castellano, es que no hablamos el castellano”), y ese sentimiento de orgullo por ser andaluza (sin creer que Andalucía es más ni es menos que otro territorio, aborrezco las fronteras, pero muy orgullosa de haber nacido y crecido aquí), siguen vivos en mi corazón, y los tengo hoy, sin haberlo pretendido, a flor de piel.
Ah, y hemos comido chocos fritos, casi ná.
Viva Andalucía (libre), y vivan los andaluces. Y las andaluzas, por supuesto.