LA VIDA NO ES GRATIS
La vida es bella. Pero no es gratis. Pagamos un alto precio por vivir.
En el mejor de los casos, y obviando las guerras, el hambre, el desarraigo o la marginación, es decir, situándonos en nuestro entorno más inmediato, donde vivimos confortablemente y amparados, también pagamos nuestras monedas a la vida cada día por permitirnos vivir.
Y es que la vida, al ser finita, en sí misma ya tiene una trampa. Porque vivimos sabiéndolo. Porque tenemos conciencia.
Fue esa la manzana que comimos y por ella fuimos expulsados del paraíso: la conciencia.
La conciencia que nos hace sabernos mortales, y vivir con miedo. Miedo, desasosiego, dolor, tristeza. Desequilibrios. Pérdidas, duelo. Falta de afectos. Enfermedades. Desigualdades. Depresión, complejos, insatisfacción. Pobreza. Soledad. Abandono. Cada uno lucha su propia batalla.
La vida no es gratis, sabe de economía. Y nos cobra por permitirnos estar. Vaya si nos cobra.
Ella nos ofrece cada día una amanecer pero a cambio hemos de pagar cada jornada con el sudor de la frente, con el sudor de la vida, con el sudor de la conciencia.
Y pese a todo, la mayoría de las veces, sonreímos.
Tal vez somos, los humanos, más valientes y valerosos de lo que pensamos.
Felicitémonos!
En el mejor de los casos, y obviando las guerras, el hambre, el desarraigo o la marginación, es decir, situándonos en nuestro entorno más inmediato, donde vivimos confortablemente y amparados, también pagamos nuestras monedas a la vida cada día por permitirnos vivir.
Y es que la vida, al ser finita, en sí misma ya tiene una trampa. Porque vivimos sabiéndolo. Porque tenemos conciencia.
Fue esa la manzana que comimos y por ella fuimos expulsados del paraíso: la conciencia.
La conciencia que nos hace sabernos mortales, y vivir con miedo. Miedo, desasosiego, dolor, tristeza. Desequilibrios. Pérdidas, duelo. Falta de afectos. Enfermedades. Desigualdades. Depresión, complejos, insatisfacción. Pobreza. Soledad. Abandono. Cada uno lucha su propia batalla.
La vida no es gratis, sabe de economía. Y nos cobra por permitirnos estar. Vaya si nos cobra.
Ella nos ofrece cada día una amanecer pero a cambio hemos de pagar cada jornada con el sudor de la frente, con el sudor de la vida, con el sudor de la conciencia.
Y pese a todo, la mayoría de las veces, sonreímos.
Tal vez somos, los humanos, más valientes y valerosos de lo que pensamos.
Felicitémonos!
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