Querida amiga, hace dos días que se fue tu hermano, ese que tanto querías, con el que compartías libros, música, complicidad. Qué dura es la vida, qué injusta, pensamos cuando se va una persona joven, a la que le queda aún tanto por hacer, por dar y por recibir.
Conociéndote como te conozco, y sabiendo lo buena (ya más no se puede) persona que eres, sé que le has ayudado muchísimo en este último trozo de vida tan difícil para todos, pero que él, con su actitud, ha hecho tan fácil.
Ahora no está. No está aquí. No está físicamente. Siempre se dice que los que se van siguen viviendo en nosotros, en nuestro recuerdo, en nuestro cariño. Yo no pienso exactamente eso. Aunque es cierto que siguen vivos en nosotros, yo pienso que siguen vivos, sin más, que siguen vivos de verdad, más vivos que cuando están aquí, que solamente han abandonado el cuerpo físico, que la muerte en realidad no existe, es sólo nuestra manera de percibir el hecho desde nuestro limitado punto de vista. Como la cueva de Platón, un poco así.
Amiga, la vida te ha ido haciendo sabia, muy sabia, y esta última experiencia te ha hecho más sabia aún. Te admiro. Quería decírtelo. Y sé que dentro del dolor estás capacitada para encontrar incluso belleza. La belleza de la serenidad, de la integridad que ha tenido tu hermano hasta el final, de la entereza. La belleza de vuestro mutuo amor, de lo que os habéis dado en esta vida. La belleza de una persona que hasta el último momento ha estado dispuesta a aprender y a compartir.
Amiga mía, no puedo decirte un "lo siento" convencional, porque en ese "lo siento", tengo que añadir, siento tu dolor, pero siento también tu amor por él, y siento que esa es la vida y unos antes y otros después todos pasaremos por eso, y lo importante es vivir, vivir en el momento , vivir con los que están y abrirle nuestro corazón a los que queremos. Y tú lo haces. Y lo has hecho con él, y él contigo.
Eres una persona super especial, no sé si lo sabes. Y ahora, que él va a estar contigo siempre, lo vas a ser aún más. Qué suerte tuvo de tenerte como hermana en este trocito de tiempo y espacio al que llamamos vida.
Toda la fuerza del mundo para ti ( y también para todas las personas que hoy sufren porque él se ha ido, familia, amigos...); todas las playas solitarias para ti, todas las guitarras, todas las canciones, todos los amigos, todos los buenos libros. ¿Son los libros las medicinas del alma? Lo fueron para él, lo serán para ti.
Te quiero Cristina. Te quiero mucho.