GAFAS DE CERCA: January 2017

GAFAS DE CERCA

Sunday, January 29, 2017

LIBERTAD


Te podrás apoderar
del aire que respira,
de su tiempo,
de sus noches y sus días;
darle gato por liebre,
diseñarle los planes,
trazarle lo conveniente.
Pero no te podrás apoderar
de su pensamiento.
Podrás secuestrarle
las amigas y amigos,
el pan que se come,
darle de la sopa boba;
configurar su mundo,
sentarle a la mesa
a la hora fijada,
que te diga que sí
a todo.
Pero no podrás cambiar
sus sueños.
Le podrás ordenar
el plan de vida,
arrebatarle la libertad
de movimiento,
crearle sentimientos
de culpa,
dejarle sin espacio,
hacerle ver lo negro blanco,
husmear en su rastro
como un detective.
Encorsetarle,
e, incluso, incluso,
hacerle creer que todo
va bien...
Pero no podrás,
nunca nunca,
controlar
lo que siente.

Wednesday, January 18, 2017

DESDE TU SILLÓN



Desde tu sillón
el lunes más triste del año

te fuiste.
¿A dónde? ¿A dónde te has ido?
Me dejaste aquí con mil cosas entrañables:
mi infancia, tu imperdible, las fotos con los niños,
tu pañuelito bordado, tu mirada linda,
tus anécdotas, tu preocupación por nosotros, tu vejez larga.
¡¡Me has dado tanto!!

Desde tu sillón,
el lunes -anteayer por ser exacta-
te fuiste al infinito, al cielo, a la otra orilla.
¿Quién vino a buscarte?
¿Quién te levantó del sillón y del cuerpo maltrecho?
¿Quién te llevó, a ti, que no podías moverte?

Vuelves a ser joven, lo sé, ya no te duelen las piernas.
Estás llena de luz, cuánto me alegro.
Siento alegría y pena al mismo tiempo.
Desde tu sillón
-tan bondadosa, tan lúcida, tan tierna-
te alzaste y te fuiste.
Y aquí se quedó tu sillón vacío con el pañito blanco
que me hace llorar de ternura y nostalgia.

Wednesday, January 04, 2017

BALTASAR



Ella se sentó en el banco frente al mar a esperar que llegara.
Era cinco de enero. Le había escrito una carta a Baltasar, su rey preferido. Como en las películas, la había introducido en una botella y había dejado que la marejada la alejara de la costa.
Confiaba. Siempre confiaba.
Esperaba que Baltasar llegara de entre las olas con su regalo, y esperando y esperando se le cansaban los ojos de mirar a la línea del infinito, donde el mar y el cielo se unen sin remedio.
Pero pasó el día cinco de enero sin apenas señales. El mar estaba más tranquilo de lo habitual, nadie transitaba por aquellos parajes –hacía frío- y en el aire se mezclaba el olor a salitre con el olor a leña quemada de las chimeneas de las casas de los pescadores. Eran días de estar en casa, en familia, al calor de la lumbre.
Pero ella no podía dejar de mirar al mar…
Esperaba.
Al atardecer, escuchó a lo lejos la algarabía de la cabalgata. Reyes disfrazados tirando caramelos. Folklore, pensó. Ella no quería ver a esos reyes. Quería a los de verdad. Quería al Baltasar auténtico.
Pasó la noche, y amaneció el día seis de enero, y cuando despertó de un corto sueño al que se entregó ya rendida de cansancio y frío, no había nada. Ni nadie.
Fue su primera gran desilusión.